viernes, 8 de febrero de 2008

Sonata No. 14 en Do sostenido menor "Quasi una fantasia", Op. 27 No. 2 "Claro de Luna" - Beethoven



Definitivamente, este poema musical para piano se encuentra entre las composiciones más hermosas del Maestro y hasta el día de hoy es la pieza de música clásica que más me gusta, por lo que quería compartirla con ustedes.
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La obra fue compuesta por Ludwig van Beethoven en 1801 y fue dedicada a su alumna, la condesa Giulietta Guicciardi , de 17 años, de quien estaba profundamente enamorado. Si bien sus sentimientos eran correspondidos, las condiciones sociales impares de los enamorados impidieron su unión en matrimonio al expresar los padres de la joven su desacuerdo, y Julieta terminó casándose con un mediocre compositor que Beethoven detestaba.
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El apodo "Claro de Luna" se hizo popular después de la muerte de Beethoven, surgiendo a raíz de una comparación que el poeta y crítico musical alemán Ludwig Rellstab realizó entre el primer movimiento de la pieza y el claro de luna del Lago de Lucerna. Esto invalida otra historia que circula por Internet, que a pesar de ser muy bella, es indudablemente falsa. La historia dice que Beethoven escribió la pieza para una muchacha ciega que deseaba ver el claro de luna. Según esta versión, el compositor tradujo las imágenes en música. Sin embargo, por lo anteriormente dicho, esto es imposible ya que Beethoven ignoraba que su obra sería llamada Claro de Luna años después de su muerte.
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La sonata consta de tres movimientos:
Adagio sostenuto: La melancolía de sus notas y el tiempo pausado hacen que suene misterioso y profundamente evocador.
Allegretto: En forma de minué, es el movimiento más liviano.
Presto agitato: Este movimiento suena tormentoso y furioso, y se requiere un gran virtuosismo para interpretarlo.
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En http://www.pianored.com/ encontré la siguiente interpretación psicológica de la obra dada por Marx y me pareció interesante: “El adagio -escribía dicho comentarista- es un canto doloroso de renunciamiento. En el allegretto parece escucharse: “Oh, piensa en mí! ¡Adiós para siempre!”. En el final se dibuja la imagen de la vida sin ventura, de Beethoven, que agota su último esfuerzo en la tempestad del deseo, dando al viento sus vanos gemidos. Pero el soñador no sucumbe, su dicha, su esperanza, se han desvanecido, y, no obstante, continúa viviendo en medio del infortunio y de las tormentas de su alma.
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Como siempre, les dejo un enlace para que puedan disfrutar del material. En este caso, el gran pianista Wilhelm Kempff ejecutando el Claro de Luna de Beethoven:
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen Articulo, hay muchas versiones, pero esta es la más real. Que Maestro...

Lucas te Amo!!!:)