
Robert Allen Zimmerman, mejor conocido como Bob Dylan, es uno de los músicos más influyentes de nuestros tiempos y un excepcional letrista, hasta tal punto de haber sido varias veces nominado al Premio Nobel de la Literatura. Calamaro decía en una entrevista: "Qué afortunados son los yanquis que pueden escuchar a Bob Dylan tan fácil como beber un vaso de agua". Poder leer y escuchar a un artista en el propio lenguaje es un gran privilegio, ya que la percepción del mensaje no sólo es natural, sino que las ideas penetran fácilmente, las palabras están envueltas en la magia del recuerdo. Nosotros deberemos conformarnos con nuestro mejor esfuerzo, muchas transcripciones y traducciones. Pero déjenme decirles que vale la pena.
Las canciones de Dylan se basan en melodías que resultan simples pero que son a la vez el instrumento perfecto para transportar su mensaje a través de la música. Son imposibles de difrutar mientras hacemos otra cosa o estamos hablando ya que nos va a martillar la cabeza hasta que escuchemos o apaguemos. La voz rasposa de Bob está lejos de ser música ambiental. La única manera es sentarse a escuchar. Sólo escuchar y vagar por esos paisajes que Dylan invita a recorrer.
Voy a dejar dos letras traducidas de canciones que me gustan muchísimo y los invito a que, de a poco, vayan explorando sus discos.
Mr. Tambourine Man
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Eh, Señor de la pandereta,
toca una canción para mí,
no tengo sueño
y no hay sitio a donde pueda ir.
Eh, Señor de la pandereta,
toca un canción para mí,
en la mañana tintineante
te seguiré.
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Aunque sé que el imperio de la tarde
se ha vuelto arena
esfumada en mi mano
me ha dejado a ciegas aquí de pie
pero no puedo dormir.
Mi fatiga me sorprende
estoy marcado a mis pies,
a nadie tengo que encontrar
y la antigua calle vacía está
demasiado muerta para soñar
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Eh, Señor de la pandereta,
toca una canción para mí,
no tengo sueño
y no hay sitio a donde pueda ir.
Eh, Señor de la pandereta,
toca un canción para mí,
en la mañana tintineante
te seguiré.
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Llévame de viaje sobre
tu mágica nave giratoria
mis sentidos han sido despojados
no puedo sentir el apretar de mis manos,
tengo los pies demasiado entumecidos
para andar
sólo esperan en mis los tacones de mis botas
para errar.
Estoy listo para ir a cualquier lugar
estoy listo para desaparecer
en mi propio desfile,
lánzame a mi paso tu hechizo danzante
prometo que me someteré.
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Aunque pudieras oir una risa,
girando, dando vueltas locamente
bajo el sol
no se dirige contra nadie,
es sólo escaparse en la huida
y salvo por el cielo
no hay barreras delante.
Y si oyes vagos vestigios
de saltarines tornos de rima
al ritmo de tu pandereta
es sólo un payaso andrajoso
yo no le haría ningún caso
lo que ves es sólo una sombra
que él persigue.
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Eh, Señor de la pandereta,
toca una canción para mí,
no tengo sueño
y no hay sitio a donde pueda ir.
Eh, Señor de la pandereta,
toca un canción para mí,
en la mañana tintineante
toca una canción para mí,
no tengo sueño
y no hay sitio a donde pueda ir.
Eh, Señor de la pandereta,
toca un canción para mí,
en la mañana tintineante
te seguiré.
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Hazme luego desaparecer
tras los anillos de humo de mi mente
bajo las brumosas ruinas del tiempo
más allá de las hojas heladas
de los encantados árboles asustados
fuera de la playa
lejos del funesto alcance
de la loca tristeza.
Sí, a bailar bajo un cielo de diamantes
ondulando libre una mano
enmarcado por el mar
cercado por las arenas del circo,
con todo recuerdo y destino
profundamente hundidos bajo las olas
déjame que olvide el hoy
hasta mañana.
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Eh, Señor de la pandereta,
toca una canción para mí,
no tengo sueñoy no hay sitio a donde pueda ir.
Eh, Señor de la pandereta,
toca un canción para mí,
en la mañana tintineante
te seguiré.
Blowin' In The Wind
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¿Cuántos caminos tiene que andar un hombre
antes de que lo llamen hombre?
¿Cuántos mares tiene que surcar
la paloma blanca
antes de poder descansar en la arena?
Sí, ¿y cuánto tiempo tienen que volar
las balas de cañón
antes de que sean prohibidas para siempre?
La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento,
la respuesta está soplando en el viento.
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Sí, ¿y cuánto tiempo tiene un hombre que mirar hacia arriba
antes de que pueda ver el cielo?
Sí, ¿y cuántos oídos tiene que tener un hombre
para que pueda oír a la gente gritar?
Sí, ¿y cuántas muertes se aceptarán, hasta que se sepa
que ya ha muerto demasiada gente?
La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento,
la respuesta está soplando en el viento.
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Sí, ¿y cuántos años puede existir una montaña
antes de ser bañada por el mar?
Sí, ¿y cuántos años deben vivir algunas personas
antes de que se les conceda ser la libertad?
Sí, ¿y cuantas veces puede un hombre volver la cabeza
fingiendo no ver lo que ve?
La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento,
la respuesta está soplando en el viento.
Las letras son de http://www.goodylan.com/

1 comentario:
lucas, me maravilló las letras de estos poemasasos
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